¿Cómo evitar ser intrusos sin perder la comunicación?
La adolescencia es un periodo en el que, como padres, nos enfrentamos a grandes desafíos. Debemos cambiar nuestras conductas y muchas veces hábitos para adaptarnos al nuevo niño-adolescente a quien tanto queremos.
Para salir victoriosos de esta tarea, te ayudamos con algunos consejos:
1. Contrólate, no cruces la línea a menos que estés seguro completamente de que tu hijo se ha involucrado en algo peligroso. Aléjate y observa. Deja que viva su vida sin que te inmiscuyas con regularidad. El hogar es de todos y el adolescente también tiene derecho a tener su espacio, el que debes respetar sin lugar a dudas.
2. Intenta no entrometerte en cada cosa que suceda. Aunque desees desesperadamente saber qué pasó (y lo desearás), ve con cuidado, tantea sin preguntar directamente. Si hablas con tu hijo acerca de su vida personal, hazlo de un modo delicado, dejándole bien claro que respetas sus ideas y sus decisiones, que simplemente quieres intercambiar criterios. Tu objetivo es que se abra, no le exijas respuestas. Sólo escúchalo.
3. Es importante que sepas reconocer las situaciones incómodas y medirte. A veces no es el momento oportuno para hablar de un tema que evidentemente los hace sentir mal a ambos. Quizás tú mismo no tienes los recursos para manejar la conversación. Espera, razona un tiempo tus ideas antes de favorecer el diálogo. Y una vez que lo hagas, intenta ser tolerante y darle participación a tu hijo. Un buen método es decidir cuál de los dos padres puede enfrentar mejor esa conversación.
4. Establece reglas con relación al dormitorio que le brinden una privacidad razonable. No lo invadirás si se compromete a tener limpio el cuarto, no tener allí nada que sea peligroso y no poner cerraduras. Claro, debes ser consecuente con tu hijo y no transgredir los espacios siempre que éste cumpla honestamente con los acuerdos.
5. Lo más desagradable que puede sentir un adolescente es la vergüenza. Nunca lo humilles. En esta edad un simple abrazo delante de la escuela o un regaño insignificante pueden devastarlo. No hagas bromas que puedan hacerlo sentir mal cuando hay adolescentes cerca. Los muchachos de esta edad se sienten muy inseguros si las personas en las que más confían –sus padres– se burlan de ellos.
Si mantienes una relación de respeto, es muy probable que tu hijo siempre cuente contigo para cualquier situación.
( Entrepadres.imujer.com)
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