Prácticamente, lo que todos esperamos a lo largo del año son las vacaciones. Nuestras expectativas como pareja, son relajarse, descansar, compartir más tiempo con la pareja y la familia en general.

Sin embargo, paradójicamente, en muchas ocasiones los conflictos de pareja pueden aparecer y/o aumentar durante las vacaciones. Lo anterior, sobre todo en aquellas parejas que han venido arrastrando conflictos a lo largo del año, los que suelen verse “ahogados” en las vacaciones, al tener que estar mucho más tiempo en contacto y cercanía. Es en este período, cuando las desavenencias, los conflictos y la rabia o resentimiento acumulados comienzan a hacerse evidentes, generando incomodidad y/o aumentando la brecha comunicacional entre ambos.

Por otra lado, el pasar más tiempo juntos genera muchísimas expectativas respecto a cómo debería ser la relación de pareja cuando se tiene la posibilidad de compartir más, generándose una presión adicional para ambos. Cuando estas expectativas no se cumplen, la frustración aumenta y surgen recriminaciones y conflictos. Y, cuando la pareja tiene hijos, los padres tienden a volcarse en ellos, descuidando la intimidad. Es más, puede también ocurrir, que por el hecho de estar pendientes de los niños todo el día, las vacaciones resulten agotadoras.

Uno de los principios del Programa Triple Grupal, Parentalidad Positiva, es justamente “Cuidarse a sí mismo como padre o madre”. La parentalidad y la vida en pareja, suelen ser más sencillas y enriquecedoras cuando se satisfacen las necesidades personales de intimidad, compañía, recreación y tiempo a solas. Ser un buen padre no significa que su hijo o hija deba dominar su vida. Si satisface sus necesidades de adulto, le resultará más fácil ser paciente y constante, y tendrá una mayor disposición para compartir y jugar con los niños.

Algunas Recomendaciones Generales:

1. Permitirse espacios, tanto individuales como en pareja, pero sin los niños. Una buena idea es matricular a los niños en talleres para así poder disfrutar tranquilamente de alguna actividad en pareja.

2. En el caso de ser de aquellas parejas que les gusta o se ven obligados a salir de vacaciones con más gente aparte de su familia nuclear, esto es, amigos, hermanos, sobrinos, padres o suegros, cabe destacar la importancia de establecer límites claros, funciones determinadas y espacios que les permitan tener algo de intimidad familiar y de pareja. A veces la presencia de otros durante las vacaciones puede distanciar a la pareja o, hacerlos pelear por situaciones que ni siquiera tienen relación con ellos.

3. Recordar que las vacaciones son un buen momento para retomar los lazos, la comunicación, el amor y las dinámicas de pareja que durante el año se perdieron a causa de la rutina, el cansancio y el estrés. Son además un período que permite replantearse el modo en que se está llevando la vida en pareja, teniendo en mente que cada minuto es un buen momento para cambiar y recomenzar.