Es muy común hoy en día escuchar por parte de los padres: “Mi hijo no sabe estudiar, no se puede organizar”, “es tan desordenado, no sé cómo ayudarlo”, “mi hijo no logra memorizar cuando estudia”, entre otras frases. Este tipo de dificultades  que se observan en algunos niños se deben principalmente a trastornos en el desarrollo de las funciones ejecutivas.

¿Qué son las funciones ejecutivas?

Las funciones ejecutivas, tal como lo señala su nombre nos ayudan a  ejecutar, es decir, a llevar a cabo ciertas tareas que requieren una actividad mental más compleja, y que nos permiten  adaptarnos al medio, resolviendo problemas a partir de la información que esté  disponible.

Para los niños  requiere un nivel de complejidad aún mayor, ya que deben organizar mentalmente los estímulos y toda la información que reciben, para luego  organizarla y recurrir a ella cuando sea necesario.

Por esta razón cuando percibimos estas dificultades, es recomendable consultar con  un psicopedagogo, el cual tiene dentro de sus competencias favorecer el desarrollo de las funciones ejecutivas.

Algunas de las funciones ejecutivas más importantes son la memoria de trabajo, la  planificación, resolución de problemas, razonamiento, flexibilidad,  toma de decisiones en favor a lo más relevante, inhibición, fijación de metas, inicio y finalización de tareas,  entre otras.

Como padres podemos ayudar en el desarrollo de las funciones ejecutivas  otorgando a los niños y jóvenes tareas de la vida diaria, como por ejemplo organizando los juguetes o materiales dentro de su pieza, planificando una salida familiar, observando sus juegos para ver la resolución de conflictos, invitándolos a “tomar decisiones”, es decir a que puedan elegir dentro de varias alternativas, haciendo ver los resultados o consecuencias de la decisión tomada.

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Por:

Nicole Marchant Ugarte.

Psicopedagoga U.C , Fundadora Centro Tragaluz.