¿Cómo enfrentar una cuarentena con niños?

Estamos viviendo, a nivel mundial, una situación inédita y compleja, que nos mantiene en la incertidumbre y el temor permanente. Hemos tenido que modificar casi por completo nuestra forma y ritmo de vida en cuestión de días, donde el gran desafío para la mayoría de las familias ha sido asimilar y aceptar que el mecanismo crucial de protección contra el contagio del coronavirus es el confinamiento en nuestros hogares.

Por esta razón, las familias chilenas y de muchas partes del mundo, nos hemos tenido que enfrentar a una multiplicidad de cambios en nuestras rutinas; algunos padres y madres han debido incorporar el teletrabajo en sus hogares, otros han debido enfrentarse a la desocupación laboral transitoria (con los efectos psicológicos y económicos que esa situación conlleva), actividades deportivas y sociales en general han quedado suspendidas. Los niños, por su parte, han tenido que dejar de asistir a sus colegios, justo cuando el año escolar comenzaba, lo que significó dejar de ver a sus amigos y profesores, también dejaron de relacionarse con primos, abuelos y tíos, e incluso ya ni siquiera pueden jugar con sus amiguitos del barrio.

Estos cambios descritos, y sin duda muchos otros más, han impactado en la vida emocional de grandes y chicos, ya que hemos tenido que adaptarnos en muy poco tiempo y de manera casi impuesta, a una nueva forma de vida. Por ello, la vida familiar comienza a demandarnos más que nunca el despliegue de ciertas capacidades y habilidades como la tolerancia y la paciencia, pero por sobre todo de la creatividad para sobrellevar, en el día a día y con niños pequeños, todos estos cambios de la mejor manera posible.

Vivir en cuarentena resulta complicado, y lo sabemos porque lo estamos experimentando; por una parte, debemos mantener a nuestros hijos entretenidos y estimulados, impidiéndoles caer en la solución rápida y facilista de las pantallas, y por la otra, en una pseudo condición de escolarización, donde además debemos transformarnos en facilitadores de aprendizajes formales. Esta doble responsabilidad se vuelve todo un desafío para los padres y madres, porque además se pone en juego nuestro propio mundo emocional. Consideremos que los adultos nos encontramos bombardeados de información proveniente de diversos medios, facilitando en nosotros un estado de alarma e incertidumbre, que obviamente, también afecta a nuestros hijos a pesar de los esfuerzos que realicemos por mantenerlos protegidos.

Efectos de la cuarentena en los niños:

La pérdida de la cotidianeidad y aislamiento en el niño pueden producir los siguientes cambios:

  • Irritabilidad: Los niños comienzan a enojarse con mayor facilidad, incluso podemos observar una menor tolerancia a la frustración, e incluso en niños más pequeños aparecen con más frecuencia las pataletas.
  • Ansiedad: Observada en sensación permanente de hambre, pérdida rápida del interés en las actividades que se le ofrecen, conductas erráticas, dificultad para conciliar el sueño, etc.
  • Desobediencia: Los niños se niegan a realizar lo que les pedimos, o incluso responden de mala manera.
  • Cambios repentinos de humor y al aumento de peleas entre los hermanos.
  • La sobreexposición a imágenes, a noticieros y a conversaciones de adultos, pueden provocar alteraciones en el sueño y al aumento de miedos y pesadillas.

 

No podemos olvidar que los únicos canalizadores del mundo emocional de nuestros niños, sobre todo en este tiempo de cuarentena, somos los padres o adultos a cargo. Independientemente de nuestros propios miedos y preocupaciones, practicar habilidades como la paciencia, tolerancia y creatividad requieren más que nunca de un esfuerzo extra.

Pautas para ayudar a nuestros niños a transitar de mejor manera esta situación:

  • Establecer rutinas diarias, que le permitan al niño sentir seguridad y tranquilidad al interior de su hogar. EL saber cómo estará configurado su día, le permite al niño mantenerse en una estructura que le proporciona un cierto orden, y desde lo emocional, le permite manejar de manera positiva la ansiedad que genera muchas veces el “sentirse aburrido o sin saber que hacer”.

Si son niños que ya saben leer se les puede hacer un horario escrito indicando las rutinas del día, y si aún no saben, se les puede hacer un horario con imágenes. Las rutinas dependerán de la edad de cada niño y no es necesario que el horario sea tan estricto, pero sí que delimite acciones relevantes y necesarias para el niño.

  • La expresión emocional: Es importante que los padres o adultos a cargo brinden el espacio para que los niños expresen las diferentes emociones que sienten. La cantidad de información que recibimos sobre el coronavirus durante el día es abrumadora, por lo tanto, es importante que hablemos con nuestros hijos acerca de sus miedos y preocupaciones. Podemos establecer momentos de conversaciones con nuestros hijos o también a través de técnicas como: dibujos, manualidades con diferentes materiales, realizar carteles informativos que puedan pegar en sus propios hogares, etc.
  • Mantener contacto con nuestros cercanos a través de tecnologías: También es muy positivo que los niños puedan hablar por videollamada con sus familiares, sobre todo con aquellos parientes o amigos más significativos. Mantener ese contacto, a través de ver y escuchar al otro, le proporciona al niño vinculación y seguridad.
  • Gestionar responsablemente el tipo y cantidad de información: Sabemos que es importante estar informados, pero es imprescindible no hacerles partícipe a los niños de esa cantidad de noticias e imágenes. No pueden estar escuchando diariamente que el coronavirus mata a personas mayores (“como mis abuelos”) o personas con problemas respiratorios («como los que yo tengo, mi mamá o mi tío«). Podemos informarnos, pero sin la presencia de nuestros hijos.
  • Dejar un tiempo para los padres o cuidadores: Estar con nuestros pequeños las 24 horas del día nos obliga a “auto-cuidarnos”, lo que significa regalarnos un espacio durante la jornada para realizar alguna actividad que nos conforte, ejemplos; darnos un baño de tina, ver una película que nos desconecte de la contingencia, leer un libro, apagar la televisión y escuchar música, hacer ejercicio, meditar, etc.

Debemos recordar siempre que los padres somos los pilares fundamentales de la salud psicoemocional de nuestros hijos, por lo tanto, si nos cuidamos a nosotros mismos podremos cuidar de ellos.

María de Lourdes Sepúlveda

Psicóloga Familiar

Centro Tragaluz Chicureo

www.centrotragaluz.cl