A todos y todas la pandemia nos ha cambiado la vida. Para algunos este cambio ha sido positivo, para otros no. Sin embargo lo que queda claro es que los que han salido airosos de este tiempo tan revuelto han sido los capaces de adaptarse.

En  marzo del año 2020 recibimos a nuestro último paciente en nuestra casa en Chicureo, en la cual funcionamos 8 años. Luego vinieron las cuarentenas y en julio de ese año decidimos cerrar la casa y trasladar a todo nuestro equipo hacia la atención online y domiciliaria. Fue una apuesta arriesgada, que arrastró muchos sentimientos encontrados, pero siempre con optimismo y fe.

Nos llevamos una gran sorpresa. Nuestros profesionales, excelentes y comprometidos,  lograron ajustar sus terapias para funcionar en las casas de niños y adolescentes y también adaptarse a los nuevos formatos digitales, obteniendo buenos resultados. Las familias que nos conocen siguieron confiando en nosotros y se sumaron muchas familias más, lo que nos llevó a agrandar el equipo y también el área de cobertura. Ahora vamos a domicilio también al sector oriente de Santiago, además de Chicureo y Colina.

Gracias, gracias y más gracias a todos quienes han hecho posible que este centro liderado por mujeres valientes y poderosas haya podido sobrevivir a la tormenta.

Seguimos trabajando juntos, comprometidos por el bienestar de niños, adolescentes y sus familias.